Turismo
Turismo en Arganda del Rey
Arganda del Rey se ubica en un territorio estratégico como cruce de caminos y enlace entre la meseta y el mediterráneo que ha favorecido, a lo largo de los siglos, que por y en sus tierras hayan tenido lugar numerosos hechos de relevancia histórica que han dejado numerosos vestigios dignos de visitarse.
De los tiempos más remotos que dieron origen a lo que hoy es Arganda del Rey, merece una especial mención la Ermita de Valtierra, del siglo XIII y estilo mudejar, y que es una las escasas muestras de este estilo arquitectónico en toda la Comunidad de Madrid. Situada a tres kilómetros del casco urbano, de ella se conserva la fachada norte y parte de sus muros laterales, como reflejo de lo que fueron los primeros asentamientos de población.
Como nudo de comunicaciones, Arganda fue elegida para la instalación de una de las primeras Torres Telegráficas Ópticas en España. Un innovador sistema de transmisión de señales visuales codificadas, de tecnología punta en el siglo XIX para las comunicaciones a distancia. La Torre Telegráfica Óptica de Arganda era la número 4 de la línea telegráfica Madrid – Valencia, compuesta por 30 torres, y que estuvo en funcionamiento de 1849 a 1857. Restaurada y rehabilitada íntegramente, hoy ofrece al visitante la posibilidad de conocer su funcionamiento e importancia, ya que fueron el origen de las redes de telecomunicación a distancia.
Junto a la Torre Telegráfica, otro hito turístico es el famoso Tren de Arganda, inmortalizado para siempre en el refranero con un popular dicho conocido por todos: “el tren de Arganda que pita más que anda”. Tren inaugurado el 30 de julio de 1886 para unir Arganda con Madrid, y que llegó a extenderse hasta la localidad de Alocén en Guadalajara. Línea que fue utilizada, además de para el transporte de mercancías, por los aventureros viajeros del siglo XIX que gustaban de bordear los acantilados a bordo del tren, para poder contemplar la belleza excepcional que ofrece el Parque Regional del Sureste. Línea cerrada en 1997, y de la que hoy se conserva un tramo que une el barrio de La Poveda y la Laguna del Campillo. Trazado que se puede recorrer en máquina de vapor en los meses de primavera y otoño en los que permanece abierto el Museo del Tren, donde el visitante encontrará una magnifica colección de piezas ferroviarias.
En 1910 se inauguró uno de los símbolos más representativos y de gran valor histórico del municipio, el Puente de Arganda, indispensable para cruzar el río y que puso fin al uso de las antiguas barcazas que dificultaban el avance del comercio y el transporte de mercancías en la zona. El puente de Arganda es mucho más que una notable obra ingeniería de la época, al convertirse en escenario y punto estratégico en el desarrollo de la Guerra Civil española, al ser objetivo del ejército franquista y republicano en el transcurso de la Batalla del Jarama, en febrero de 1936. Por el Puente de Arganda pasaron las principales obras del Museo de El Prado camino de Valencia, para evitar su destrucción en los bombardeos sobre Madrid, y de su valor estratégico quedan como vestigios los disparos que el visitante podrá contemplar en distintas partes de su estructura de hierro.
La Guerra Civil hizo de Arganda un enclave fundamental para ambos bandos en conflicto como reflejan, como testigos, las innumerables trincheras, nidos de ametralladoras y puntos defensivos que pueblan las inmediaciones del casco urbano del municipio. De lo encarnizado del conflicto que tuvo lugar en estas tierras ilustra al visitante el Parque Histórico de la Batalla del Jarama, creado por la iniciativa conjunta de los municipios de Arganda del Rey, Morata de Tajuña, San Martín de la Vega y Rivas Vaciamadrid. Proyecto que busca difundir esa parte de la historia de España, mediante la puesta en valor de los recursos patrimoniales del territorio desde una perspectiva socio-cultural y ambiental. A través de distintas rutas estratégicamente planificadas y al aire libre, el visitante puede conocer los vestigios de una Batalla que fue clave en la resistencia de Madrid. Escenario de gran interés para todo aquél visitante que quiera conocer de primera mano cómo se desarrolló aquella importante batalla, y que puede complementar con la visita al Cerro del Melero, enclave ubicado en las inmediaciones del casco urbano de Arganda, convertido en el primer entorno musealizado a cielo abierto de la Guerra Civil en España. Recorrido que permitirá al visitante revivir cómo era la vida en las trincheras, en particular en las visitas teatralizadas que periódicamente organiza el Ayuntamiento de Arganda.
Entre los atractivos turísticos de Arganda destaca el rastro que han dejado los siglos en su arquitectura civil y religiosa de la que cabe destacar algunos insignes monumentos. Entre los más antiguos sobresale la Casa del Rey. Una edificación construida en 1594 como finca de recreo por el entonces embajador alemán ante la corte española, Hans Kevenhuller, durante los reinados de Felipe II y Felipe III. Edificio que en la actualidad, y tras un proceso de rehabilitación y acondicionamiento, es uno de los centros culturales del municipio. Compuesto por un edifico principal dedicado a exposiciones su parte posterior, que era el antiguo jardín, es hoy una plaza donde se celebran eventos al aire libre y en la que se conserva la fuente original. Plaza en la que desataca la cueva bodega construida por el embajador y posteriormente reacondicionada por los jesuitas en el siglo XVII. Hoy completamente restaurada y destinada a la celebración de actos culturales, en ella se puede contemplar cómo eran las bodegas de antaño,
La Ermita Nuestra Señora de la Soledad, es otro de los edificios insignes del municipio como muestra de la devoción de los argandeños y argandeñas a su patrona. Construida a mitad del siglo XVII, fue reformada y ampliada un siglo más tarde. Su edificación está vinculada al afincamiento de la Compañía de Jesús en la cercana “Casa del Rey”. En su interior se venera la imagen de la Virgen de la Soledad, talla original de 1810 realizada por el escultor José Gines tras la destrucción de la valiosa talla anterior de Gaspar Becerra en la invasión francesa.
Además de la Ermita de la Soledad, Arganda cuenta con la espectacular Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, construida entre 1690 y 1714, sobre un primitivo templo renacentista del que queda una antigua portada de entrada y una arcada, en la actual sacristía. Destaca de este conjunto arquitectónico su torre de sillería, cubierta por un capitel de pizarra que fue sustituido en 189 al incendiarse el original como consecuencia de la caída de un rayo. Entre las capillas laterales destacan las dedicadas a San José, la Virgen del Rosario y la de Cristo, en la que se encuentra la lápida en la que yacen enterrados los restos de la familia materna de Miguel de Cervantes, originaria de Arganda.
Otro de los puntos emblemáticos es la Ermita de San Roque, consagrada en 1603. Templo sencillo construido por los argandeños como ofrenda al Santo tras la cruenta epidemia de peste que sufrió la villa en 1600.
En la arquitectura civil destaca la Casa Solariega del Obispo Sancho Granado en la calle San Juan, anteriormente poblada de mesones que hospedaban a viajeros. Datada en el siglo XVIII, es la única que se conserva del casco histórico como ejemplo de las casas señoriales del municipio. Presenta una fachada barroca con frontón partido, rematado por el escudo nobiliario de la familia.
Como cruce de caminos, por Arganda también transcurre parte de uno de los caminos que conducían a los peregrinos a Santiago, conocido como el Camino de Uclés. Camino que incluye la parada en los cuatro espacios religiosos de la localidad para acreditar la peregrinación.
De interés turístico medio ambiental es el recorrido que ofrece la Vía Verde del Tajuña, que recorre 7 kilómetros por el municipio que transcurren por un atractivo el entorno natural en el que el visitante encontrará fortines y posiciones defensivas a los que se puede acceder desde ella.
La gastronomía es un ineludible atractivo turístico de Arganda, rica en vino y aceite. Ya lo afirma el dicho: “Si vino a Arganda y no bebió vino ¿entonces para qué vino?”, como recuerdo de una tradición que se remonta hasta la época de los primeros pobladores. Vino de Arganda que es fruto de las características de un terreno bañado por el río Jarama, junto a los rasgos climáticos y las abundantes horas de sol, factores que conforman un terreno excelente para su producción de distintas variedades y de gran calidad. Hoy en día, el vino de Arganda ha obtenido el reconocimiento merecido a través de la Denominación de Origen de “Vinos de Madrid”, que otorga al producto una distinción de origen y su tradición, así como asegura su calidad. Una tradición que se puede conocer mediante el recorrido del Museo del Vino, y de la bodega de Balcázar, ubicada en las instalaciones del empresa de servicios municipales ESMAR.
Y junto al vino, el visitante no puede dejar de probar el aceite, cultivo básico de la agricultura madrileña. De los olivares de Arganda se obtienen los aceites vírgenes que se caracterizan por su escasez acidez, su color amarillo intenso con ribetes verdosos y su fragante aroma, así como aceitunas de mesa de gran calidad.