Historia
Prehistoria
El origen remoto de lo que hoy es el término municipal de Arganda del Rey bien puede situarse hace más de 300 mil años, que es la fecha de datación de los restos paleolíticos depositados en el Valle del Jarama, descubiertos a principios de la década de los años 70. Dos yacimientos en los que se localizaron abundantes restos óseos de animales y útiles de caza fabricados por el hombre, aunque no restos humanos. Destaca de este importante descubrimiento el hallazgo de “Miguelito”, un elefante prehistórico que en la actualidad está en el Museo Arqueológico Regional.
A finales del siglo XIX gracias al descubrimiento de varios utensilios de silex, regalados por un particular al Gabinete Arqueológico de Historia Natural, se concede a nuestra ciudad un nuevo proyecto de excavación en Valdocarros, en la finca del Piul.
Historia Antigua
Los primeros moradores de los terrenos de nuestro municipio fueron los Celtiberos que ocupaban la región de Carpetania, y que llamaron a este territorio “Arkanta”, cuyo significado era terreno de las aguas. Tierras que fueron ocupadas por los romanos a partir del siglo III a.C. La huella romana quedará impregnada en el topónimo de Arganda que, según los filólogos, proviene de “Área Canda” o superficie blanca, por la tonalidad que daba al terreno la abundancia de calizas. Existen textos romanos de Ptolomeo, donde se citan varias ciudades como asentamientos prerromanos, entre los que encontramos Alternia (Arganda), aunque no existe ninguna evidencia arqueológica o epigráfica que nos hable de ello. Otros vestigios de la época romana, aparecidos junto al manantial de Valtierra, atestiguan la celebración del culto a las “ninfas varcilenses”, como rito de protección del agua.
Los primeros asentamientos estables en lo que hoy es Arganda datan del siglo XI, tras la reconquista de Castilla con la toma de Toledo en 1118 y la creación del señorío de Alcalá, a la que perteneció Arganda, Vilches y Valtierra. Pocos años más tarde, el rey Alfonso VII concede este señorío al Arzobispo de Toledo. De esta época se mantiene en pie el monumento más antiguo de nuestra localidad, la ermita mudéjar de Valtierra, del siglo XIII, de la que sólo se conserva la fachada norte, el muro sur y parte del muro oeste.
La peste que asoló la comarca en la segunda mitad del siglo XIII, provocó que los habitantes de la época abandonaran los poblados de Vilches y Valtierra, para instalarse en los terrenos de lo que hoy es Arganda del Rey, para dar lugar así al primer núcleo importante de población.
Historia Moderna
Arganda perteneció al Arzobispado de Toledo hasta que, en 1583, Felipe II le otorgó la condición de Villa Realengo tras el pago a la Corona de 10.000 ducados. Una situación que se mantuvo hasta 1613, cuando fue adquirida por el todopoderoso Duque de Lerma. Compra que dio lugar a uno de los episodios más significativos de la historia de nuestro municipio, conocido en la historia de España como el “Motín de Arganda”. El motín fue un movimiento “antiseñorial” motivado por el descontento social por dejar de ser Villa de Realengo, para pasar a ser un dominio de la Casa Ducal de Lerma. Revuelta contra el valido de Felipe III, que se produjo el día de su recibimiento en la Villa cuando el Duque, ante el temor por su integridad física, intentó sobornar al Alcalde lo que agravó la situación y provocó la huida del noble a Madrid.
El final de una nueva plaga de peste, que volvió a dejar sentir sus efectos en Arganda a principio el siglo XVII, llevó a los vecinos a la construcción de la Ermita de San Roque para dar gracias por el término de la plaga.
En 1808, tras la invasión de los franceses y en plena Guerra de la Independencia, Arganda fue invadida por las tropas francesas lo que provocó la destrucción y saqueo de numerosos edificios, entre ellos la antigua ermita barroca de Nuestra Señora de la Soledad, Patrona de la localidad, destruida en gran parte, al igual que sus retablos y la primitiva imagen de la Virgen. Las obras para la rehabilitación de la Ermita costaron más de 40.000 reales, y el afamado escultor de la época, José Ginés, fue el encargado de crear la nueva talla de la Patrona de Arganda.
Historia Contemporánea
En siglo XIX Arganda conoce una época de esplendor y crecimiento económico como nudo de comunicaciones entre Madrid y la costa levantina, que se traducen en mejoras urbanas en el municipio, y la construcción de una línea de ferrocarril, en 1849, que unía Madrid con la localidad de Alocén en Guadalajara. Tren que prestaba servicio a los viajeros de la época y a la empresa La Azucarera para el traslado a la capital de sus productos. Siglo en el que se construye también la Torre Telegráfica Óptica que formaba parte de la red de comunicaciones a distancia que comunicaba Madrid con la Valencia.
A principios del siglo XX la posición de Arganda como nexo entre la meseta con la costa levantina se refuerza con la construcción, en 1910, del Puente de Arganda, una construcción de hierro que facilitó el transporte de mercancías. Obra que jugó un papel estratégico en la defensa de Madrid durante la Guerra Civil, ya que en las inmediaciones de él se desarrolló la Batalla del Jarama, de la que quedan numerosos vestigios en la municipio, como el Cerro del Melero, un yacimiento arqueológico que ha sido recuperado y musealizado, y que permite la visita de las trincheras y puestos defensivos de uno de los episodios más significativos de la contienda.
En la década de los años 60 se inicia la explosión demográfica de Arganda, gracias al desarrollo y crecimiento de su polígono industrial, hoy el segundo más grande de la Comunidad de Madrid, y que favoreció el aumento de la población del municipio que pasó de los 6.000 habitantes en 1960, a los 22.000 en los siguientes años hasta alcanzar, en la actualidad, una población quien ronda los 60.000 habitantes, y completar así su transformación de villa en una de las ciudades más pujantes de la Comunidad de Madrid.
Más información:
Inventario de Patrimonio Cultural
Biblioteca Digital del Archivo de la Ciudad